viernes, 21 de noviembre de 2008

Noticia

Responsabilidades de la educación a futuro


La diversidad de funciones que enfrenta en su quehacer diario la educación la sitúa frente a requerimientos que se deben cubrir. Es necesario partir del análisis sobre a quién le corresponden dichas funciones, si a la sociedad civil o al Estado; las ideas progresistas afirman que la vinculación se debe dar de manera conjunta. Ambos ámbitos deben afrontar un doble desafío, que incluye la atención de necesidades básicas y la mejora en la calidad de la educación. Delimitando fronteras de actuación, Estado y sociedad civil podrán abordar con garantías los requerimientos vinculados al futuro pensando en el desarrollo del país. Las necesidades básicas son dependientes de cada país, es decir lo que para México pueda representar como necesidad para países industrializados no lo puede ser; la intención es dotar, a través de la educación, de capacidades básicas indispensables no solamente para comprender los cambios frente a los cuales se encontrará el ser humano y para manejarse en ellos, sino para seguir generándolos en busca de niveles más altos y satisfactorios de humanidad y de calidad de vida. Por su naturaleza, la educación, consciente e inconscientemente, anticipa en alguna medida el futuro y lo predetermina, de forma que las decisiones que hoy se adopten sobre su orientación y su contenido tendrán repercusiones en el destino de la sociedad futura. Ninguna otra dimensión o sector de la acción social implica hoy para sus actores una responsabilidad de tal grado. En cuanto a la mejora de la educación es indispensable no analizarla como simple estrategia política, sino a través de los principales componentes como lo son: el currículo, los aprendizajes, la dirección escolar, los docentes, las supervisiones escolares, entre otros, es decir todos los involucrados en el acto educativo. Pensar en el futuro y sobre todo preparar el futuro permitirá dar rumbo y certeza en la orientación de las acciones encaminadas a defender la educación que tenemos. A la sociedad le interesa que el Estado participe activamente mediante el establecimiento de políticas públicas, que encuentren en la educación su mejor modo de vida; al Estado le debe interesar que la sociedad participe activamente en los procesos educativos; sin embargo, ni el Estado ha logrado ofrecer un sistema educativo acorde con los momentos actuales, ni la sociedad se encuentra satisfecha por lo que recibe. Tal parece que son entes aislados que navegan por rumbo diferente. Los esfuerzos que las naciones más avanzadas están realizando para instaurar y llevar a cabo procesos sistemáticos y continuos de investigación y reflexión prospectivas los deberemos retomar; uno de ellos está en la credibilidad que tiene la sociedad sobre la educación, sobre los docentes, sobre los procesos educativos. Otro ejemplo es la esperanza que tienen en la ciencia y la tecnología, producto de la gran inversión que se hace en este rubro, aspecto que en nuestro país desgraciadamente no lo tomamos en cuenta.Se requiere fortalecer a la educación en todos los sentidos; sin duda, la educación en México requiere un cambio estructural de participación tanto del Estado y la sociedad civil, organizando foros, simposios, congresos y mesas de trabajo para evaluar los planes. Estamos justo a tiempo para hacerlo una vez que se han determinado reformas que, si bien no cumplen con la satisfacción de la sociedad en general, sí se pueden adecuar a los requerimientos de las diversas manifestaciones, pero sólo a través de un consenso responsable y participativo.

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